Como ya dije en el anterior corto,
“Cuando el abismo te mira,
escribir un guión sabiendo de antemano quién interpretará el papel, es una gran ventaja. Este guión, ocho años maltratado en el abismo del olvido de un cajón, ya partía con esta premisa.
Hace muchos años que me une una gran amistad con
Martí Peraferrer, director del
FITAG (Festival Internacional de Teatro Amateur de Girona) y, antes de escribir el guión, le hice saber que lo hacía pensando en él para el protagonista. Durante estos ocho años, hasta en dos ocasiones, intenté rodar
Redención pero, diferentes trabas y condicionantes me lo impidieron. No sabía cuando… pero si que sabía que no moriría en un cajón. No se lo merecía.
Tras el estreno de
Cuando el abismo te mira en
Elche en
febrero de 2015, le hice saber a
Eva Latorre que pretendía rodar ese cortometraje y le propuse si quería hacer
el papel co-protagonista. También accedió gustosamente. Para el equipo técnico quise contar con el gran
Nazario González, de
Elche, en la iluminación. Ya que quedé encantado con su anterior colaboración… y sobre todo con su personalidad. En el equipo técnico también me volvió a acompañar
Quico Vallejo, se unió
Roger Trilles para ayudar con el sonido directo,
Joan Solé en foto fija y making-of, y Manel Martí como segundo operador de cámara.
La niñas
Me faltaba lo más difícil, encontrar a las dos niñas que necesitaba para los dos papeles infantiles.
¡Con lo difícil que es rodar con niños! Por eso opté por la lógica y la practicidad. Si conocía a las niñas y conseguía que sus padres estuvieran en el rodaje y les ayudaran a preparar el guión en casa… tenía media victoria asegurada. Como así fue. Las niñas,
Alba y Lis, son las hijas de mis mejores amigos,
Elena y Edu y, con los cuatro
fue súper fácil entenderse desde el principio. Sólo faltaban las localizaciones.
Esta vez, tocaba mi pueblo
Tras rodar hasta en tres ocasiones en
Girona, dos en Cassà de la Selva, una en
Elche y otra en
Piera, si algo tenía claro es que, esta vez, tocaba mi pueblo. Además, la historia ya lo favorecía, ya que pasa toda en una masía en un entorno rural. Pues bien, ese pueblo no es otro que
Els Hostalets de Pierola. Un precioso pueblo de la provincia de Barcelona, de poco más de dos mil habitantes, rodeado de viñas y con unas vistas espectaculares del
macizo de Montserrat.
Antes de dejarte ver la película, solo me falta decir un par de cosas más. La música (B.S.O), también magistral, en esta ocasión recayó en el talento de otro ilicitano, el gran músico
Jorge Gavaldá (sobrino de Nazario, el mundo es pequeño. El artístico aún más).
Debo también mi agradecimiento a
Abel Palau, sin el cual no hubiese podido rodar ese magnífico plano de dron del inicio.
También mi agradecimiento a
Urbana Estilistas de Piera, que se encargaron de la peluquería y el maquillaje y al
Ayuntamiento de Els Hostalets de Pierola que sufragó parte de los gastos del corto, como su traducción para los subtítulos al inglés (un gran trabajo de
Sara Latorre) y la distribución de DVD’s.