Bienvenidos a todos. Espero que hayáis tenido una entrada a este 2018 fantástica. El pasado diciembre, estrenábamos la sección de crítica cinematográfica. Con el anuncio del mediático fichaje del prestigioso crítico Joan Millaret Valls. Si aún no lo habéis hecho, os recomiendo leer con atención las magníficas críticas que nos hizo sobre The Square y Dunkerque (clica sobre el título de cada una para ir a su crítica)
Hoy Joan nos sorprende con una recomendación de lo que él considera una de las mejores películas del 2017. La que hoy nos ocupa: El sacrificio de un ciervo sagrado. Del director griego Yorgos Lanthimos. Dejaros seducir por la precisa prosa del gran Joan Millaret Valls. Seguramente, muchos, entre los que me incluyo, no habíais oído hablar de esta película. Joan no hace críticas de las películas más mainstream. Él nos descubre aquellas perlas que tantos nos perdemos. Ese cine de autor que, muchas veces no llega a las grandes salas. O llega a muy pocas de ellas y, como mucho, la programan una o dos semanas.
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Foto: filmaffinity.com
Premio al mejor guión en el Festival de Cannes. La película de Yorgos Lanthimos nos presenta una modélica familia formada por el cirujano cardiovascular. Steven Murphy (Collin Farrell -que repite con Lanthimos tras La langosta-), casado con Anna (Nicole Kidman), y con dos hijos. Pero Steven mantiene una extraña y sinuosa relación con un chico, Martin (Barry Keoghan).
Hijo de un paciente fallecido por culpa de una negligencia médica de Steven. Steven parece haberse convertido en protector o tutor del chico, prestándole atención y estimación, como una especie de expiación de su falta, pero el comportamiento de Martin apenas si puede disimular que se trata de una presencia misteriosa, inquietante, perturbadora y profundamente desestabilizadora. La ambigüedad y la incertidumbre inicial, la falta de un sentido claro del relato, poco a poco se va desvaneciendo para dejar las cosas claras. En realidad, el chico se convierte en una especie de ser maligno que busca provocar el caos y la desgracia en la feliz familia. El chico, que ha adquirido ya la forma de intruso peligroso, busca un castigo implacable, que la justicia ciega caiga en toda su crudeza sobre la familia, como una plaga bíblica.
Un filme visualmente espectacular, con un tratamiento majestuoso de los espacios, y que deja una gélida geografía del vacío.
Foto: sensacine.com
Lanthimos ofrece un trabajo exquisito en esta escenografía de grandes y frías superficies, como salas y pasillos, y donde los personajes parecen perdidos y atrapados. Entornos desmesurados convertidos en auténticos paisajes domésticos del terror. Esto parece remitirnos al horror y la locura que nace en el hotel Overlook en «El resplandor» (1980) de Stanley Kubrick. El sacrificio de un ciervo sagrado viene cargado de simbolismo. La venganza del chico, la punición despiadada, parece actuar como potente metáfora del sentimiento de culpa que acosa a Steven.
Y es que dotado de poderes paranormales, sembrando el horror en la familia con un simple gesto, el chico arrastra a Steven a un punto sin retorno, un acto sacrificial, la única y macabra manera de librarse de la maldad y la ira que se cierne sobre él y su familia.
Joan Millaret Valls