Novedades en NARRACIONES desde el ABISMO. Hoy, en el duodécimo capítulo, tendremos nuevo autor: José Manuel Vara, nuevo narrador invitado: JosEscolar y dos nuevos relatos: Mecánica lúdica del dolor y Patrones de conducta.
Hoy tengo el inmenso de traer a mi casa a un buen amigo al que hace años que conozco. Siempre he notado una conexión con él que iba más allá de lo normal. Quizá es el respeto mutuo que respiramos por aquello que hace el otro.
Os presento a un funambulista de la palabra, domador del verbo y prestidigitador de emociones y, por encima de todo… un tío genial y un gran amigo.
Con todos vosotros José Manuel Vara. Que estará con nosotros cinco semanas ya que, muy generosamente, nos ha cedido cinco relatos de su antología CUENTOS BASTARDOS.
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De estos cinco relatos, dos los leeré yo y los tres restantes nuestro flamante narrador invitado: el gran JosEscolar (@Josescolar) que nos comentará su colaboración en una entrevista.
Muchísimas gracias por la invitación, Xavi. Te has pasado un poco con la presentación, pero yo te agradezco el cariño que me profesas.
Soy un muchacho alto, con gafas y calvorota que se dedica a recopilar esos textos que me tocan la fibra e intento empaquetarlo de tal manera que… bueno, a la gente le está gustando bastante.
Confieso que lo paso terriblemente mal en las entrevistas y en los podcasts colaborativos. Me pasa exactamente igual cuando hablo por teléfono.
Me pongo incómodo y nervioso si no tengo a la otra persona delante. Voy de una cosa a la otra y desvarío mogollón. Básicamente, ese soy yo… ¡un pieza!
Tal como tengo planteado el podcast es como si fuera una canción locutada. Tiene una duración media de dos minutos y medio o tres. Lo que suele durar una canción.
Me gusta que sean podcasts cortitos pero intensos. La producción de esos dos o tres minutos me suele llevar dos o tres horas. Imagina si produjera con la misma técnica un podcasts de los tuyos. Necesitaría mes y medio para hacer sólo uno.
Cuando empecé en el podcasting bajo el sello de JosEscolar, el podcast era radicalmente distinto a lo que hago ahora. Era un podcast de desvaríos mentales donde me ponía a filosofar. Hasta que me cansé del formato y pensé, «voy a darle una vuelta».
Tenía otro podcast JosEscolar Relatos y cuando entré en AVPodcast, Pedro Sánchez, el amado líder (¡ovación!), me dijo que no tenía mucho sentido tener dos podcasts y entre los dos decidimos agruparlo todo en uno.
El progreso natural ha sido que JosEscolar Relatos se ha comido al otro formato. El formato final es así porque no podía ser de otra manera.
No concibo otra manera de hacer una locución de poemas. Tiene que ser corto y conciso y, aunque suene feo, meticuloso.
La música de cada capítulo está porque tiene que estar. Porque le pega al texto y viceversa. Yo lo veo todo como un baile. Música, texto, locución y edición van a partes iguales. No puede haber algo por encima de lo otro, si no se descuadra el podcast y deja de tener sentido.
Te quiero dar las gracias públicamente por permitirme colaborar contigo en este podcast que admiro tanto y que me permitas un trocito de tu espacio.
La verdad que narrar estos relatos ha sido muy interesante. Tengo que confesar que el modo de proceder, seguramente no sea el adecuado. Me he fiado de ti y me he pillado el texto a las bravas, sin haber leído nada previamente. Mientras lo locutaba lo estaba leyendo por primera vez.
Esto, no sé si está bien o mal, seguramente los que entienden de esto, se echen las manos a la cabeza pero… me gusta porque vas descubriendo el relato según lo vas haciendo y así le das un puntillo de frescura extra porque es más natural.
También es cierto que te tropiezas más veces. Terminas una frase y dices… «No, no, no. ¡Así no hay que hacerla! Esa coma está ahí por algo».
Hay un momento en la historia bastante durillo. Cuando uno es padre, le afloran ciertas sensibilidades y, cuando llegué a este punto, tuve que parar. Pensé: «¿pero que está haciendo el grillado este?».
Me costaba interpretarlo. Es muy brusco. Pero, al mismo tiempo, me gustó mucho hacer este ejercicio de interpretación.
El relato es duro. Es muy bueno. Es genial, porque meterse en la mente de alguien que, psicológicamente no está muy bien y hacerlo creíble me parece una cosa súper interesante.
Por todo esto te vuelvo a dar las gracias, porque estoy acostumbrado a hacer mis relatos de amor y desamor y esta oportunidad me ha permitido salir un poco de mi zona de confort y explorar otros mundos.
Aquí me tienes para lo que necesites, para mí ha sido un gran placer. ¡He disfrutado como un enano! Ha sido algo muy positivo, ¡muchas gracias!
Un honor estar en esta gran propuesta. Me congratula enormemente que me hayas invitado a la misma.
Muy atractiva tu propuesta.
Mochila existencial es un término complejo. La existencia en sí, lo es.
Llevo escribiendo desde los quince años, lo hacía en servilletas de bar. Ahora tengo cincuenta y dos años y uso libreta.
Sigo escribiendo a mano porque es muy directo y escribo poesía. Toda necesidad de escribir va ligada a una necesidad de solventar cierto conflicto interior que tengo desde que tengo uso de razón.
Cuentos Bastardos es un mundo muy peculiar que se empieza a gestar por muchas influencias de autores y películas de finales de los 70, principios de los 80 y que, por un trabajo relacionado con la salud mental me da por reinventar y reescribir.
Mi trabajo actual empieza cuando acaba otro. Cuando en España sobreviene esa crisis inventada, sugerida, prevista, simulada… me quedé sin trabajo. Trabajaba en el ámbito de la construcción y, como tienes una familia y unas necesidades, toca reciclarse.
Esta crisis, al menos nos permitió conocernos, que ya es mucho.
Nos conocimos siendo escultores industriales en el zoo de Barcelona. Fue una experiencia mística, religiosa.
Cuando conectas personas con un karma tan intenso como es nuestro caso… hay que agradecer a esta puta crisis que hoy estemos aquí hablando de todo esto.
Entonces, en 2011, me reinvento en auxiliar de psiquiatría. Un trabajo duro y difícil pero, al mismo tiempo, muy gratificante.
Suerte que tenemos la Convención de Nueva York que apuesta por la autonomía de las personas que tienen sufrimiento emocional.
Todo esto viene a colación de que la escritura, en cierta manera, gira hacia situarse en el punto de vista del otro, en su sufrimiento emocional. Mi literatura es una literatura de combate y estoy muy orgulloso que sea así porque alguien tiene que hacerlo.
El sufrimiento emocional es parte de nuestro tapiz epidérmico. Ya nacimos del trauma. Nuestras madres nos expulsaron de su interior de forma traumática.
Todos tenemos un punto de sufrimiento emocional potente y cada cual tiene su forma de afrontarlo y canalizarlo. La mía es la escritura.
Debido a mi experiencia profesional creo que es interesante que escriba, no para ayudar porque sería muy pretencioso, si notara ilustrar a otras personas.
Les podría servir para canalizar mejor su propio sufrimiento emocional y verse reflejados en un relato que habla de un sufrimiento similar al suyo en otras personas.
Es parecido al progreso que siguen muchos actores del método.
También está el psicodrama, que es una mezcla entre terapia psicodinámica y actuación.
También salen nuevas sectas terapéuticas, como las constelaciones, que obligan a hacer un poco de acting sobre la propia historia.
El trabajo actoral serio y profundo se basa en meterse en la piel de otro.
Creo que las películas deberían ser hechas para uno mismo. Que el acting o la simulación del personaje fuese en beneficio propio. Es decir, autoterapia.
En ese sentido, mi literatura está muy arraigada con un actor del método que se moja del dolor del personaje que interpreta.
El tema de contar algo desde dentro es para que lo de dentro salga hacia afuera de una manera sana. Todos tenemos algo oscuro dentro y esta es una manera de liberar ese trauma, ese dolor o sufrimiento.
Escribir es terapéutico. Yo lo recomiendo a cualquiera. Introspección es entenderse a uno mismo por dentro para entender a los demás. Sólo así se puede conseguir sentir empatía hacia el otro.
Si por provocador entendemos a una persona que quiere tocar los cojones a la gente que está muy acomodada… pues si, ¡soy un provocador! Visceral y hasta la médula.
¿Qué es provocar? ¿Es hacer pensar? ¿Es meter un puñetazo en cerebros dormidos? Si lo que usted está leyendo le deja totalmente indiferente es que usted está muerto socialmente.
Agitar conciencias debería ser el objetivo incluso de los políticos de turno. Debería ser una asignatura o una cátedra universitaria.
¿Usted a que se dedica? Yo agito consciencias.
Agitar consciencias es decir… «Usted, despierte y viva la vida. Aproveche su momento, sienta la sangre que corre por sus venas. Disfrute, aunque se equivoque. Reconózcalo, aproveche el tiempo, repare el daño; el suyo y el ajeno. Vuelva a vivir…« Agitar consciencias, ¡de eso se trata!
Me siento identificado en la denominación de agitador cultural, si eso significa que la cultura no se duerma y siga siendo dinámica. Que nos reinventemos continuamente y no nos basemos en mitos prefabricados y en cosas que están ya un poco caducas.
Agitar la cultura es: «Estamos vivos y queremos aprender. Queremos ser los que dinamizan el tema cultural. Si esto es así, encantado de serlo».
Este día tendría que quedar tatuado en nuestro foro interno. La mujer es clave en nuestro mundo. La mujer hace que estemos tu y yo aquí. Nos ha parido.
El 8M ha sido un día histórico. Yo he estado trabajando para cubrir a mi compañera Ester para que pudiera ejercer su derecho legítimo a la huelga.
Ya es triste tener que reivindicar esto al nivel que estamos de humanidad y sociedad.
Pero es un día que habría que enmarcar en nuestros corazones y, sobre todo, en nuestros cerebros.
Algunos poseedores de la verdad absoluta y poderes fácticos tendrían que reflexionar un poco sobre todo esto.
Han pasado gobiernos de izquierdas, otras izquierdas y lo que tenemos ahora, que alguien denomina gobierno y, aún así, tenemos que seguir haciendo estas manifestaciones. ¡Y las que nos quedan!
Yo leía ciertas publicaciones donde hablaban de gente que hacía fanzines, esas publicaciones contraculturales de papel fotocopiado. Entonces me animé.
Hice mucho tema epistolar con otros fanzines del país, así me metí un poco en las cloacas del mundo underground de finales de los 90, que era un hervidero de cerebros pugnando por tener su parcela en un mundo muy cerrado a nuevas corrientes emergentes.
Hay que utilizar las nuevas tecnologías. Cuando el papel se muere, nos vamos haciendo mayores y no nos ganamos la vida con esto… hay que aprovechar lo bueno que nos ofrecen estas tecnologías.
Las tecnologías bien usadas valen la pena. Las mal usadas ¡suprímanlas ya! Hay que seguir agitando aunque sea ciberculturalmente.
Ahora es la época del postureo. De hecho, hay gente que escribe por puro postureo. Bukowski decía algo así como… «Si no escribes porque te sale de las entrañas, no lo hagas».
Incluso hay gente que escribe por encargo. Cada cual que haga lo que quiera. Y, encima, creo que ganan dinero… pues, ¡viva la madre que los parió!
En esta antología hay un poco de todo. Incluso hay cuentos que escribí cuando estaba en la mili. Otros, de mi fase de cuando empecé a trabajar en salud mental.
Lo que pretendía era reinventarme como contador de historias.
A medida que me iba haciendo mayor, me centré más en escribir poesía y, con Cuentos Bastardos, me exigí volver a la narrativa, que es donde había empezado y reinventarme.
Me sirvió para probarme a mi mismo que aún puedo contar historias. Tengo muchas ganas de publicarlo ya que puedo ilustrar cierta evolución en el viaje de la escritura.
Considero que este es el cambio definitivo. Ya se queda así, porque lo que quería contar es esto.
Lo escribí con el punto de arrebato que da la juventud, cuando uno es visceral escribiendo. Ahora, desde la madurez de la vida o el escritor, es decir: Ahora te cuento lo que realmente pienso que quería contar.
Patrones de conducta es un encargo para una antología de terror y Mecánica lúdica del dolor es un encargo para un fanzine con el que colaboro desde la época del papel que se llama Vinalia Trippers.
Son dos relatos que como tu ya los vas a diseccionarlas auditivamente, es mejor no anticipar nada. Son relatos muy introspectivos, muy cabrones, muy desde dentro, muy… ¡os voy a reventar las entrañas!
Estoy muy orgulloso, sobre todo de Patrones de conducta, porque es meterse en la piel de una persona que puedes llegar a odiar. Pero te meto en esa piel y es como decir… «¿a que ahora no lo odias tanto?«
Porque entiendes un poco por dónde van los tiros. O, si lo sigues odiando, es porque te toca a ti mismo como eres. Es el juego de qué nos diferencia del otro, qué nos diferencia de lo que condenamos… Es la ambivalencia del relato, que dices… «Hostia, ¡este cabrón me ha tocado!»
A veces, la literatura no es fácil de transmitir ni de compartir, ya que son relatos que rompen el molde de lo políticamente correcto. Encontrar una voz y un medio como el tuyo para llegar a un público, a un lector, que de otra manera no podría haber accedido a estos escritos pues, ¡se agradece!
Te agradezco mucho que me hayas traído a tu programa y echarte un capote en todo lo que te haga falta. Por tu disposición y tus ganas de hacerte eco de estas propuestas.
El hombre en el arcén que odiaba a los lagartos es un relato al que le tengo un cariño muy especial, pues implica a gente que conocí cuando estudiaba en la facultad de psicología en los años 80.
Mi intención era rendirles un homenaje sincero y entrañable. Desafortunadamente, las dos personas homenajeadas ya han fallecido.
Este relato habla de lo que nos está pasando a todos. Que aquello contra lo que combatimos, es al final, lo que nos devora y, cuando nos damos cuenta que nosotros mismos somos el mal que combatimos… ¡ahí lo dejo!
Es un relato muy metafórico y, la verdad, es que es muy brutal.
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