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Decimosexto capítulo de NARRACIONES desde el ABISMO en el que conocerás un relato francamente sorprendente. Se trata de Cuenta atrás de nuestro cuarto autor invitado que, casualidades del caprichoso destino, es el tercero que proviene de Zaragoza.
Nacido el año 1973 vio nacer su pasión por la literatura a la tierna edad de ocho años.
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Le robaba a su hermana la máquina de escribir Olivetti para hacer sus primeros pinitos literarios basándose en los cómics que leía.
Tres décadas después, tras unos años que la escritura había quedado relegada a un segundo plano, su pareja le regala un curso de escritura.
La llama de la pasión volvió a prender y, desde entonces, ha sido un no parar.
Ha publicado dos novelas y tiene escrita y pendiente de publicación la tercera. Por si fuera poco, a mediados del pasado 2017 montó también su propia academia de literatura: Capítulo Cero.
Siempre me ha gustado la gente emprendedora, interesante y con muchas cosas a decir. Por eso intento traerte a los que puedo para que puedas nutrirte de sus historias y conocimientos.
Hoy te traigo a Raúl Lahoz, que nos acompañará durante seis semanas en las que descubriremos seis de sus fantásticos relatos.
El de hoy, Cuenta atrás y los dos siguientes, pertenecientes a la antología Ruidos en el ático. Los tres siguientes, de su segundo libro: Voces en el ático.
Pero quizá, es mejor que todas estas cosas las escuches de su propia voz, ya que la semana pasada le realicé una interesante entrevista.
Si prefieres leer, también he hecho una amplia transcripción de dicha entrevista.
Abismeras y Abismeros, hoy tengo el placer de presentarte a un gran tipo, Raúl Lahoz.
Si en vez de escuchar el programa prefieres descargarlo pincha AQUÍ
1.INTRODUCCIÓN: Min 00:00 a 03:48
2.Entrevista RAÚL LAHOZ: Min 03:49 a 36:40
3.CUENTA ATRÁS: Min 36:41 a 47:40
4.DESPEDIDA: Min 47:41 a 49:58
Nací en Zaragoza en el 73. Cuando era pequeño, con unos ocho años, le robaba la máquina de escribir Olivetti a mi hermana para escribir mis propias historias. Me basaba en cómics que les cogía a mis hermanos de Mortadelo y Filemón y de la Marvel y los reescribía.
Luego me pasé un montón de años sin escribir hasta que, hace unos siete años, mi pareja me regaló un curso de escritura. Lo hice un mes y pensé… esto es lo mío.
Empecé a apuntarme más cursos y eso me llevó a escribir dos libros míos, más uno que escribí con dos de mis alumnas.
Desde mediados del pasado 2017, tengo mi propia academia de escritura: Capítulo Cero. La creé porque ya he estado en varias academias de escritura y, para mí, todas adolecen de lo mismo.
Todas son como si fueras a clase. Vas allí, te explican algo, te vas a casa, haces tus deberes y para la semana que viene me tienes que traer un relato. Demasiado rígido, como si fueras al colegio.
Entonces me dije, voy a hacerlo yo a mi manera. Lo que hacemos en Capítulo Cero son cursos y talleres, donde damos una teoría sobre lo que toque en ese momento sobre personajes, metáforas o lo que sea…
Pero en ese mismo momento, les damos unas pautas y escriben sobre la marcha sobre el tema en cuestión. Es algo muy dinámico y mucho más satisfactorio porque, en ese mismo momento, les puedes ayudar, corregir, etc.
Hacemos talleres específicos. Taller de relato psicológico, de terror, romántico, guión cinematográfico, tocamos todos los géneros. Tanto para niños como para cualquier edad.
La madurez escribiendo no tiene nada que ver con la edad. He visto gente de treinta años que escribe cosas que dices… ¡madre mía, vuelve al colegio, por favor!
En cambio tengo una alumna de dieciséis años que tiene tanta madurez y entereza en sus escritos que la he tenido que poner con el grupo de adultos.
Y tengo otra niña de diez años, Sandra, que tiene tal calidad que, como mucho en cuatro años dará el salto al grupo de los mayores. Los profesores aprendemos muchísimo de los alumnos. Eso para mí es lo bonito de enseñar.
En un trabajo que tuve, estaba en recursos humanos seleccionando personas. Ves currículums de gente con carreras de ingeniería que no les habían pasado ni el corrector de Word. Cuando veías con que lenguaje expresaban sus hobbys y aficiones, decías: algo está pasando.
Las redes sociales también han hecho mucho daño. Ejemplos como cambiar el “que” por la “k” son chorradas, pero, luego ves como se expresan incluso hablando y vemos que hay una falla enorme que no puede ser.
Por eso, una de las cosas que ofertamos en Capítulo Cero son correcciones. Tengo varios amigos profesores de universidad que dicen:
Me entregan trabajos de microeconomía, o de lo que sea, que parece que lo haya redactado un chaval de ocho años.
El nivel es bastante bajito. Veo errores que veía en la época en que estudiamos tu y yo que se repiten. Hay que poner remedio. Aunque sea por tu propio bienestar personal.
Que digas, he escrito algo y lo he escrito bien. Aunque no sea nada narrativo. Simplemente, he expresado las ideas de forma correcta.
Para mí, eso es lo básico en cualquier escrito. Que lo que escribas y se entienda bien.
Por ejemplo, en clase de literatura, vamos a leer El cantar del mío Cid o Góngora o cualquiera de los clásicos, que no está mal. Pero tienes que intentar hacerles la literatura accesible a los chavales.
Yo se lo digo a mis chavales… prefiero que leas un Harry Potter que no que no leas. Porque, además, me he leído algunos de los libros de Harry Potter y J.K. Rowling me parece buena escritora.
La cuestión es leer. Porque el leer te permite aprender un lenguaje te da diversidad y riqueza, te va a enseñar otra manera de decir las cosas. Incluso para la expresión oral, ayuda muchísimo.
Eso no quiere decir que no te leas los clásicos. Pero, cuando tu elijas, de forma autodidacta. El Quijote, El cantar del mío Cid, La Celestina… hay que leérselos, pero cuando tu quieras.
En Capítulo Cero tenemos un club de lectura que, lo que hacemos es escoger un libro, que intentamos que sea moderno y que la mayoría no se lo hayan leído. Pero si lo han leído da igual.
Con la relectura se aprende mucho también. Te da una nueva perspectiva del mismo libro.
Puede ser que un libro que te había encantado, ahora no te guste tanto. Le cambiarías cosas.
Una cosa que siempre le digo a mis alumnos es que la corrección es infinita. Siempre estarías corrigiendo.
Pero llega un momento que tienes que decir basta. Siempre puede estar mejor, pero te tienes que plantar.
Otra cosa importante de los clubs de lectura son las visiones. Uno puede pensar que el autor a escrito esas frases por tal o cual motivo y otro pensar todo lo contrario. Tener esas otras visiones de otras personas, enriquece mucho.
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Mi primer retoño. Lo publiqué en octubre de 2013. Casi cinco años… ¡madre mía, como pasa el tiempo!
Había escrito un montón de relatos en las diferentes academias de escritura que había estado y se los había dejado a mi pareja y amigos y me decían que estaban muy bien, que podía hacer un libro.
Pensé: voy a hacerlo de forma autodidacta. Hice un crowdfunding con la editorial Saldubia que, desgraciadamente, tuvo que desaparecer. Ya sabemos que las editoriales pequeñas tienen difícil la supervivencia.
Tengo un amigo, Carlos Bribián, un dibujante de cómics de Zaragoza que hizo las ilustraciones que hay en cada relato del libro.
La verdad es que todo salió muy bien, el libro se vendió bastante bien, incluso hicimos una segunda edición a los cuatro o cinco meses.
El orgullo y la satisfacción de ver nacer este primer retoño, con doce relatos breves, fue como una liberación.
Fue algo muy bonito. Agradezco mucho a todos los mecenas que me ayudaron a hacerlo posible.
El leit motiv, el nexo de unión que aúna estos doce relatos es el género. Es relato fantástico, sobrenatural y de terror.
Mi segundo libro que lo saqué en noviembre de 2015, son también doce relatos de suspense o terror.
El nombre viene de todas las ideas que tengo en mi cabeza. Pues el ático es eso, mi cabeza.
El primer libro lo llamé Ruidos en el ático porque soy un escritor, pero soy un escritor novel.
Sabía que lo que tenía en mi cabeza era ruido, tenía que empezar a ordenar mis relatos y ver cuál sacar.
Por eso, el segundo libro lo llamé Voces en el ático porque el ruido ya había bajado y empiezo a oír más las voces.
Ya tengo mucho más claro qué quiero contar y cómo lo quiero contar. Es la búsqueda de mi estilo. Por eso, este se llamó “Voces”.
A finales de este año publico ya mi tercer libro que se llamará Silencios en el ático.
Tengo ya las cosas tan claras que, esas voces caóticas que te dicen… escribe esto, haz esto así… ya las he conseguido calmar.
Tengo mis silencios, ya sé lo que quiero y cómo lo quiero.
Las editoriales pequeñas malviven porque no tienen el poder que tienen las grandes. Y las grandes, como Planeta, no arriesgan. Tienen un producto y nos lo venden muy bien.
No me meteré en lo que dicen algunos de si hay mucha literatura comercial. Da igual que leas eso o algo más elevado. Mientras leas…
Por otro lado, tenemos la ventaja que en el mundo tan tecnológico en el que vivimos tenemos nuevas opciones como el crowdfunding que hice con mi primer libro, o gente que sube sus textos a Amazon.
Esto nos da más posibilidades de escuchar más voces. Internet nos abre muchas puertas para poder llegar a más gente.
Ahora estoy enviando a concursos literarios mi nueva novela, cuando acabe el proceso, si no he tenido éxito, pues me la puedo autopublicar.
Hay sitios que te dejan publicar como se hacía antiguamente, con Cliffhangers. El nombre viene de cuando en el siglo XIX las novelas no se publicaban, se hacía normalmente en los periódicos de forma semanal.
Al otro lado del atlántico, no podían enviarlo cada semana. Lo dejaban todo preparado en un cliffhanger, con el protagonista como dice la palabra, al borde del precipicio.
Para que, hasta que les llegara el nuevo capítulo, les quedara el suspense de saber qué pasaría.
¿Se caería el protagonista? ¿Lo salvarán? Esto dejaba al público enganchado.
Esto mismo se está haciendo ahora. Los autores cuelgan su obra por capítulos con un final de capítulo que deja al público con la sensación de quiero saber más.
Esto también hace que el lector quiera saber más de ese autor y quiera seguir leyendo. A unos precios mucho más módicos, ya que te lo puedes descargar en tu tablet o en tu Kindle.
Aunque yo sigo prefiriendo el formato libro, por su olor, su tacto pero… estos son los tiempos que hay.
Me gusta mucho leer en la cama y tengo mi colección de libros. Pero si te vas de vacaciones no vas a ir cargado con seis o siete libros, me llevo el Kindle que es súper práctico y puedes leer todos los libros que quieras.
Es un libro de relatos que he co-escrito con dos de mis alumnas.
Salió de una de ellas que un día me trajo un relato a clase que, aunque necesitaba mejorarlo un poco, estaba muy bien y la otra propuso… Oye, ¿y si hacemos un libro?
Y así empezamos a construir el proyecto entre los tres. Hemos creado un grupo que se llama Somos nadie.
Ya tenemos página web www.gruposomosnadie.com. Allí tenemos a la venta el libro Mujeres nadie, así como Ruidos en el ático y Voces en el ático.
Lo creamos porque vimos que hay muchas historias de gente que son nadie, que está maltratada por la sociedad… hay historias que hay que contar.
Hemos creado el grupo literario para que el día de mañana sigan habiendo Libros nadie.
Es el menos fantástico de los doce relatos que conforman Ruidos en el ático.
Igual no casa tanto con los demás relatos, pero pensé: Esta historia merece ser contada… hay que contarla.
La historia se cuenta en un diario pero hacia atrás. Empezamos a leer por el final y acabamos por el principio. Para saber qué ha llevado a la mujer a hacer lo que hace.
Al principio hay un acto atroz y dices ¿Como ha podido llegar a eso? Pero cada uno, llevados a nuestro límite somos capaces de hacer cualquier tipo de cosas.
Todo eso es Cuenta atrás.
Si te gusta el género fantástico, hay que leer si o sí El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien, es un clásico.
Luego la saga de Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski y Juego de Tronos, de George R.R. Martin. Ambos son exponenentes de la modernización del género, pasado a un estrato más real. Porque siguen habiendo dragones y orcos pero profundizan más en las relaciones humanas, los juegos de poder, la política…
It, o cualquier otro de Stephen King.
Edgar Allan Poe y Los mitos de Cthulhu de H.P Lovecraft.
Yo siempre les digo a mis alumnos que hay que picar un poco de todo. Sobre todo a la hora de buscar tu estilo escribiendo hay que tocar todos los palos.
La balada del café triste de Carson McCullers.
Manual para mujeres de la limpieza de Lucía Berlín.
El viejo y el mar de Hemingway o Lolita de Nabokov.
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